viernes, 7 de febrero de 2014

Hablar al público

Por Héctor Salinas Castellanos
Especialista en Comunicación
Docente UPTC






El éxito en la presentación oral de un mensaje radica no solo en lo que se dice sino en cómo se dice. Es decir, lo que expresamos sin el uso de las palabras. Por supuesto, me estoy refiriendo a los lenguajes no verbales que expresan mucho más que las propias palabras, como la mirada, el movimiento corporal, el manejo de las manos, las micro expresiones faciales, el tono de la voz y muchas otras actitudes que se manifiestan inconsciente e involuntariamente cuando nos enfrentamos al público, o simplemente durante una conversación.


Según estudios recientes, las expresiones no verbales tienen un 93 por ciento de importancia frente a las palabras. Quiere decir esto que en la comunicación del ser humano es mucho más influyente y real lo que demuestran las personas a través de sus actitudes, que sus palabras como tal.

Por eso, una mentira o una verdad ya son fáciles de detectar con algunos conocimientos acerca de los lenguajes no verbales.


Son señales delatoras frotarse y cogerse las manos, las miradas perdidas, los movimientos e inclinaciones innecesarias de la cabeza, las preocupaciones, el nerviosismo, la inseguridad, la desconfianza, la falta de entusiasmo, la falta de entusiasmo, los vaivenes al caminar, las manos en los bolsillos, las muletillas, el carraspeo de la garganta, el manejo inadecuado de la respiración, el mal genio, la tensión, la arrogancia, la desconcentración, la inseguridad, la manera inadecuada de sentarse, la forma rígida al estar de pie, los movimientos y desplazamientos precipitados al caminar, la forma de mirar, los movimientos de la boca y los labios, la rigidez o la inclinación exagerada del cuerpo, cogerse la nariz, pasarse las manos permanentemente por el cabello, respirar profundo, distraer la mirada hacia otro lado cuando se está dirigiendo a alguien, 



El público es nuestro mejor espejo, porque siempre nos vemos reflejados en sus reacciones y comportamientos. Si nuestra exposición resulta amena, entonces, la concurrencia reaccionará de manera positiva demostrando interés y deseo de participación; mientras que si la intervención no es agradable, veremos a un público frío e inconmovible.





Los apoyos en las miradas, son importantes, sin que esto signifique centrar la atención exclusivamente en una sola persona o en una sola parte del auditorio. La mirada no puede distraerse en situaciones que no nos interesen. Cuando fijamos la mirada en el techo, o a los lados, o en el piso, estamos expresando dudas y falta de seguridad.






Los movimientos de la cabeza, no deben ser exagerados, pues, demasiada inclinación, generará desconfianza.





Hay que mantener un ritmo equilibrado al hablar, que no sea muy pausado, pero tampoco muy rápido, con una vocalización y dicción que no exceda el movimiento de los labios.
Debemos dejar los movimientos de hombros y cintura, con vaivén y meneadito. Esto hay que superarlo con prácticas frente a un espejo para evaluar nuestra posición corporal.




“El buen orador debe ser un verdadero actor ante su público, señala el Periodista Juan Gossaín.




A continuación  tengo el  gusto de compartir con ustedes uno de los trabajos  que he realizado como narrador de uno de los segmentos de nuestra historia colombiana, en los que se aplica elementos de la expresión oral.
Este trabajo  fue desarrollado gracias a la iniciativa del Gobierno de Boyacá  que reunió algunas voces para rememorar los episodios más importantes de la Campaña Libertadora.

Los invito a interconectarse con el siguiente hipervínculo en donde aparece   

Leer te hace más joven y te remodela las redes neuronales

Por: Héctor A. Salinas Atuesta
Estudiante de Comunicación Social 

A diferencia de los que muchos piensan, el secreto de la eterna juventud no solo se logra con un régimen alimenticio, riguroso, ejercicio físico, buena calidad de vida, tratamientos de belleza, buen estado de animo, recomendaciones médicas, buen sueño, cero consumo de alcohol y de cigarrillo, buena compañía, sino con la realización de actividades en las que se ponga a funcionar plenamente el cerebro, como la lectura, el pensamiento, el análisis, la reflexión, el arte y el aprendizaje de una segunda lengua, entre otros.







Quienes sostienen esta tesis, indican que así como el cuerpo necesita de ejercicio físico para fortificarse; el cerebro también necesita de ejercicios mentales para ir desarrollando plenamente su potencial intelectual y para obteneruna mente sana capaz de regular óptimamente todo el funcionamiento de los órganos que están comprometidos con la mente.






Según investigaciones médicas y científicas, el funcionamiento de todas las partes de nuestro cuerpo humano, dependen del cerebro y por eso, -en la medida en que éste se encuentre bien- todo el sistema orgánico funcionará bien. Una mente pesimista que mentalmente no se ejercite, no solo se deteriorará sino que causará traumas al funcionamiento de todas las partes del cuerpo que dependen del cerebro. 





Una publicación aparecida en la página:

http://www.pronat.com.mx/Temas/cerebro_en_forma.htm, indica que el bienestar del ser humano depende en gran medida de la salud del cerebro, que coordina las señales para hacer funcionar el organismo.

Ese documento digital señala que una persona con un cerebro activo y bien oxigenado, vive de buen humor y con ecuanimidad.





Ayuda más al cerebro si, en lugar de ver una novela en la televisión, se pasa ese tiempo leyendo un buen libro. Es diferente estar en una conversación escuchando las mismas historias de las vecinas, que comentar un editorial o una conferencia.







El alto grado de gimnasia cerebral para desarrollar el potencial intelectual, lo alcanzaremos practicando la lectura y todas las actividades que comprometan el uso de las facultades mentales. 




Además de todo lo anterior, hay resultados muy alentadores de investigaciones que desvirtúan las tesis de que no era posible recuperar las neuronas que se fueran perdiendo. Al respecto, uno de los últimos descubrimientos se relaciona con la 'plasticidad cerebral' y las 'neuronas en espejo'. La investigación sobre la plasticidad cerebral ha conducido a la conclusión (hasta ahora desconocida) de que el cerebro remodela permanentemente las redes de neuronales de acuerdo con nuevas experiencias


En otras palabras, que toda nueva experiencia, tanto de tipo afectivo o intelectual, va a modificar cualitativa y cuantitativamente las neuronas del cerebro (aproximadamente 100 mil millones). Por ejemplo, el aprendizaje de una nueva palabra produce un influjo neuronal en los centros dedicados al lenguaje (reconocimiento de las letras y descifrar su significado).





Mediante tal influjo, en algunos milisegundos esos centros se modifican, refuerzan y generan mayor eficacia en el funcionamiento interneuronal correspondiente (sinapsis) e inclusive pueden aparecer nuevas neuronas. Al contrario, si las neuronas no trabajan, es decir, no reciben nuevos estímulos, su funcionamiento tiende a decaer e involucionar para volverse menos eficaz, inclusive con pérdida neuronal progresiva. De ahí la importancia de mantener el cerebro en la productividad máxima posible durante toda la vida, no sólo para evitar su degeneramiento sino para que tenga cada vez más eficacia. Esto es válido, entre otras cosas, para retardar la evolución de ciertas enfermedades degenerativas como las demencias.


Las 'neuronas en espejo' constituyen un descubrimiento de dos neurocientíficos de la Universidad de Parma (Italia) al final de los 90, V. Gallese y G. Rizzolatti. Se trata del hallazgo de centros neuronales en el cerebro que tienen por objeto el aprehender en forma inconsciente las experiencias que se tiene con otro individuo(s), hacerlas propias y posibilitar repetirlas. No se trata de un proceso imitativo consciente sino de la respuesta inconsciente e inmediata frente a la experiencia, tanto motora como emocional que se tiene con otra persona. 


Por otra parte, el descubrimiento de las 'neuronas en espejo' y su funcionamiento constituye un primer paso para explicar desde el punto de vista neurofisiológico dos conceptos capitales del psicoanálisis, la 'transferencia' y la 'contratransferencia', es decir, la respuesta emocional inconsciente que existe en toda relación interpersonal. 


Antes se pensaba que lo determinante era únicamente lo genético, que el ser humano nacía con una cierta cantidad de neuronas que irían desapareciendo, pero que nunca se regenerarían, lo que se constituyó en un postulado del célebre investigador Ramón y Cajal, que a la postre se ha venido a tierra cuando se ha comprobado que las experiencias favorecen el enriquecimiento o empobrecimiento del sistema neuronal y por tanto el funcionamiento psíquico del individuo. 



La lectura es un buen alimento para mantener la juventud

















En otras palabras, un medio ambiente favorable o una psicoterapia idónea pueden generar nuevas neuronas y por lo tanto mejor funcionamiento mental, y viceversa.







La comunicación para triunfar

  Por: Héctor Augusto Salinas Atuesta 
         Estudiante de Comunicación Social 


Para alcanzar el triunfo debemos hacer pleno uso de ese potencial humano que es la capacidad comunicativa. El aprovechamiento de este valioso potencial recurso que Dios nos dio, incide de manera  decisiva en nuestro futuro. La comunicación es determinante en la relación con nuestra pareja, hijos y en ámbito social en el que interactuemos.





Todo lo que somos, lo debemos a la comunicación. Desde las primeras palabras en nuestro hogar, la formación en la escuela, lo que aprendemos en nuestras relaciones con la gente, las lecciones de vida, lo que vemos y oímos a través de la radio, la televisión, medios impresos, 

Internet, el contacto visual, auditivo, el comportamiento corporal, los sentimientos, la expresión verbal, la lectura, la escritura.

La buena comunicación es lo que realmente nos permite analizar, reflexionar, criticar, interpretar, argumentar y proponer.




La capacidad comunicativa es el factor número uno en el éxito de toda persona. Desde el sacerdote en las predicaciones ante sus feligreses; el gerente proyectando y dando a conocer sus estrategias para posicionar su empresa; el docente con sus estudiantes, procurando el aprendizaje, la formación y construcción de nuevo conocimiento; el político en la plaza pública convenciendo a sus eventuales electores; el periodista frente a sus oyentes, televidentes, lectores y cibernautas; el gobernante ante sus conciudadanos; el vendedor frente a sus clientes para cautivarlos; el ingeniero y el arquitecto en la construcción de obras de desarrollo; el cantante dando el tono melódico a las composiciones musicales; en fin todo profesional y toda persona en la relación con su entorno social, llegan a alcanzar el éxito, en la medida en que se compenetren con sus gentes a través de una comunicación eficaz.




Las empresas líderes en el mundo atribuyen su éxito, a las capacidades comunicativas del talento humano. Los verdaderos líderes tanto a nivel nacional como mundial, son aquellos con un alto alcance comunicativo. Es decir, quienes –como señala el psicólogo Rodrigo Sepúlveda- tienen la habilidad de comunicar efectiva y afectivamente, utilizando un idioma, según el público, con la capacidad de establecer cuáles son las necesidades de su grupo y de su mundo, satisfaciéndolas con toda su sapiencia, conocimientos y saber. Y en lo afectivo: debe lograr buenos niveles de simpatía y empatía. Debe inspirar confianza. Por eso, la comunicación es básica en la formación de todo ciudadano y profesional. 

El acelerado desarrollo, el avance científico, tecnológico, la integración mundial y  la efectividad en todos los procesos han dependido también de los procesos comunicativos. Si la comunicación fue el primer proceso que cambió al ser humano hace millones de años, hoy lo sigue haciendo a través de sus diferentes modalidades transformando  al mundo haciéndolo cada vez más ágil.

La clave del aprendizaje sobre la vida y la posibilidad de conocernos depende de  la relación – comunicación. Por eso es tan esencial: es el elemento más importante de la vida“.  Para conocerse a sí mismo es necesario ser conocido por otro; y para ser conocido por otro,  es necesario conocerlo”.

Es imposible, comunicarnos con todas las personas de la misma forma; no podemos pretender esto. Tenemos que utilizar un lenguaje que se adapte al tipo de lectores, público y personas a las que nos dirijamos. Guix, señala que el problema nos lo creamos nosotros mismos, al creer que los mensajes que emitimos van a ser percibidos igualmente por todos los receptores. Creer tal afirmación, significaría que todo el mundo es igual,  indica.







Cada persona tiene su propio mapa del mundo, así como su propia interpretación, de los significados de las palabras, más allá del sentido gramatical,  Pero además no podemos desconocer que el lenguaje corporal, la gesticulación, y el tono de voz son determinantes. “No es lo mismo hablar sobre las cosas que expresarlas emocionalmente”.   Ese proceso complejo y automático se produce en el sí de las relaciones y es muy diferente de los problemas o dificultades expresivas, que pueden obstruir cualquier comunicación.






Para Javier Guix,  un buen comunicador es capaz de traducir e interpretar los mensajes verbales y no verbales y es capaz de adecuar su comunicación a la del interlocutor. 



El especialista en comunicación indica que no existe ni la buena ni la mala comunicación, la mucha o la poca, la falta o el exceso; todo es comunicación.

No cabe duda que los “ruidos” comunicativos existen y que no es lo mismo un discurso bien estructurado, que expresado ordenadamente y con la voz adecuada,  que otro lleno de imprecisiones.

En la comunicación, el lenguaje no verbal, también juega un papel fundamental. La habilidad está en saber leer mentalmente, todo aquello que no emplea  palabras, pero que habla muy fuerte. Se trata de los comportamientos, la postura, el tono de la voz,  las miradas, el estado de ánimo y otras expresiones a las que me referiré en detalle, en otros escritos de esta publicación.

“Una persona comunica todo el tiempo, inclusive cuando no habla” afirma, el periodista Germán Díaz Sossa. 



Las relaciones que cada uno logre tener, marcará, en gran medida, los aciertos o fracasos, tanto laborales como en todos los ámbitos de nuestra vida. Las siguientes recomendaciones nos ayudarán a mejorar nuestras relaciones y a interactuar de una forma más efectiva con la gente.

  • Cuando se dirija a las personas sea muy claro y preciso para evitar que alguna de sus palabras sea malinterpretada.
  • Comuníquese respetuosa y amablemente ante sus compañeros.
  • Cuide la forma de mirar a la persona; no se distraiga cuando esté sosteniendo una conversación porque dará la sensación de que no le interesa nada de lo que le están diciendo.
  • Su susurre al frente de alguien; puede interpretarse como si estuviere manifestando algo en contra de la persona que está al frente.
  • No se alegre de las adversidades de la gente.
  •  Mantenga la prudencia cuando el ambiente esté tenso; no opine; manténgase en una posición neutral.
  • Maneje bien el tono de la voz, no grite ni responda en tono fuerte o airado.
  • No lleve sus problemas personales al trabajo.
  • No muestre enojo, ni rencor hacia las personas.
  • No imponga su pensamiento.
  • Escuche al que le está hablando y hasta que no termine completamente lo que le quiere decir, no se anticipe a pensar algo que no le ha dicho.
  • No piensen por el otro, pregunten si hay dudas y luego hable para remediar y no para agravar.
  • Está comprobado que las actitudes hablan más que las palabras, por eso, tenga en cuenta de no hacer nada que moleste a los demás.
  • Ofrezca disculpas cuando se equivoque.
  • Cuando haya divergencias o diferencias muy marcadas entre alguno de sus compañeros, busque puntos en común y de acercamiento, que eso ayudará a mejorar las relaciones.
  • Ayude a solucionar los problemas, sea solidarios y coopere.
  • Tenga una actitud positiva y emprendedora, no se deje vencer por las cosas superficiales, ni siquiera por las complicadas.
  • Sea sencillo y humilde. La arrogancia mata las relaciones.
  • Reconozca las capacidades de la gente.
  • Sepa escuchar cuidadosamente para que no tergiversar.
  • Hulla del egoísmo y de la envidia.
  • Admita sus errores, si quiere verdaderamente aprender.
  • Hay que reconocer y destacar a las personas con mejores ideas que las nuestras.
  • Actúe con la razón y no con el deseo.
  • Aprenda a adaptarse a los cambios y deje atrás los métodos tradicionales.
  • No haga caso a los rumores o comentarios malintencionados.
  • Sea muy objetivo, equitativo y sincero.
  • Sepa ponerse en el papel del otro.
  • Ayude a sus compañeros a lograr sus metas y objetivos.
  • Brinde ayuda antes de recibirla.
  • No muestre preferencias.
  • No se atribuya nada que no sea suyo. Apropiarse de las ideas de los demás es un irrespeto y además una falta grave que puede terminar en líos  judiciales.
  • Háblele con un buen tono a las personas. Deje el sarcasmo y el tono burlón que eso afecta las relaciones.
  • Incentive a las personas con un detalle.
  • Brinde un buen trato a todas las personas sin distingo de ninguna índole.
  • Sea ejemplar, honesto y transparente. Los valores humanos valen más que todas las riquezas económicas y que los títulos profesionales.
  • Procure tener buenas amistades.
  • Venza la timidez, es una recomendación para superar las barreras del dialogo y para evitar que lo tilden de orgulloso.
  •  Nunca le pongas límite a tus capacidades, tú puedes lograr lo que te propongas, aún pareciendo imposibles de realizar.
  • Cuando tenga problemas no se encierre, busca soluciones.
  • Comparta momentos de dialogo con sus compañeros.
  • Aprenda a conocerse a sí mismo; un buen comienzo es realizarse una autoevaluación objetiva.
  • Una buena autoestima le ayudará a fortalecerse para superar los momentos de gran dificultad.
  • Aprenda de las cosas positivas de sus compañeros.
  • Hay que aprender a saber perder y a saber ganar.
  • Controle su actitud y sus pasiones desenfrenadas al hablar.
  • Según Funmi Wale-Adegbite, el éxito de las personas está dado más por sus actitudes que por sus aptitudes. El 80 por ciento es actitud y el restante 20 por ciento es aptitud.
  • Aprenda a decir gracias.
  • Nuestra mente tiene un poder extraordinario pero nunca la aprovechamos. Al respecto, Buddha decía que: Todo lo que somos es el resultado de lo que pensamos.
  • Despacio que voy de afán; esta es una frase célebre que nos enseña que las cosas delicadas ameritan tiempo y que por lo tanto no debemos precipitarnos, porque lo podemos perder todo. Hay otra reflexión muy importante de James Deam, que dice: No puedo cambiar la dirección del viento, pero si ajustar mis velas para llegar siempre a mi destino.
  • Comparta sus triunfos.
  • Procure al máximo no criticar, ni hacer reclamos y menos delante de las demás personas.
  • Transmita y comparta información.
  • Procure siempre convencer que vencer.
  • Aprenda a compartir.
  • Controle sus impulsos; tome respiración y si es el caso retírese del lugar en donde se encuentre y salga a relajarse.
  • Nunca tome decisiones cuando esté muy feliz o muy triste.
  • Aprenda a ceder cuando le toque hacerlo.

El lenguaje para pensar

   Por:  Héctor A. Salinas Atuesta
            Estudiante de Comunicación Social
           


En todos los procesos de la vida y particularmente en la educación, el lenguaje cumple una función de primer orden: un aprendizaje comprensivo culmina con la adquisición e incorporación por parte de la persona de los símbolos lingüísticos representativos de los conceptos adquiridos, señala Mario Kaplún.

Para el especialista, el lenguaje es la materia prima para la construcción del pensamiento e instrumento esencial del desarrollo intelectual, que se adquiere en la comunicación;  en ese constante intercambio entre las personas que hace posible ejercitarlo y de ese modo apropiárselo. Pensamos con palabras; mas la adquisición de las palabras en un hecho cultural, esto es, un producto del diálogo en el espacio social. Ese instrumento imprescindible que es el acervo lingüístico sólo se internaliza y se amplía en la constante práctica de la interlocución.



“La relación entre pensamiento y palabra es un proceso viviente: el pensamiento vive a través de las palabras. Una palabra sin pensamiento es una cosa muerta y un pensamiento desprovisto de palabras permanece en la sombra.



Según Kaplún, las indagaciones psicogenéticas de Vygotsky han revelado el papel capital del lenguaje en el desarrollo de las facultades cognitivas: “El desarrollo del pensamiento está determinado por el lenguaje (...) El desarrollo de la lógica es una función directa del lenguaje socializado (...) El crecimiento intelectual depende del dominio de los mediadores sociales del pensamiento, esto es, del dominio de las palabras. El lenguaje es la herramienta del pensamiento.

¿Cómo logra el sujeto educando su competencia lingüística, esto es, el dominio y la apropiación de esa herramienta indispensable para construir pensamiento y conceptualizar sus aprendizajes? La respuesta se haya nuevamente en el lenguaje, “las categorías de estructuración del pensamiento proceden del discurso y del intercambio” mediante los cuales el ser humano se apropia de esos símbolos culturalmente elaborados -las palabras- que le hacen posible a la vez comunicarse y representar los objetos, vale decir, pensar.

A esa misma doble función del lenguaje, alude Bruner, cuando resalta su naturaleza bifrontal: “es un medio de comunicación y a la vez la forma de representar el mundo acerca del cual nos comunicamos. No sólo transmite, sino que crea y constituye el conocimiento.

Al considerar Kaplún, el  lenguaje como  elemento primordial que da lugar a la expresión personal de los sujetos educandos, invita a desarrollar la competencia lingüística y a propiciar el ejercicio social mediante el cual se apropiarán de esa herramienta indispensable para su elaboración conceptual;   en lugar de confinarlos a un mero papel de receptores, -indica- hay que crear las condiciones para que ellos mismos generen sus mensajes pertinentes con relación al tema que están aprendiendo.

La oportunidad de expresar,  es lo que realmente da lugar a la formación de conceptos, como lo sustentan varios teóricos: Desde lo metodológico, hay otra consecuencia importante de esta relación entre aprendizaje y ejercicio de la expresión.



El postulado podría enunciarse así: cuando el sujeto educando logra expresar una idea de modo de que los otros puedan comprenderla, es cuando él mismo la comprende y la aprehende verdaderamente.  Comunicar es conocer. El sentido no es sólo un problema de comprensión sino sobre todo un problema de expresión (Gutiérrez & Prieto Castillo, 1991; Serrano, 1997). Se llega al pleno conocimiento de un concepto cuando se plantea la oportunidad y a la vez el compromiso de comunicarlo a otros. 









Los educadores lo experimentamos permanentemente: cotéjese el grado de apropiación de un conocimiento que teníamos cuando, en nuestro período de formación, estudiábamos para nosotros mismos y el incomparablemente mayor que alcanzamos cuando debimos transmitir esas mismas nociones a nuestros alumnos de un modo claro, organizado y comprensible.


La humildad es otro de los aspectos que ayudan significativamente en la intervención ante el público. El Padre, Gonzalo Gallo reitera, que la humildad es un elemento fundamental en la comunicación frente a grupos. Lo dice en estas palabras: “El conferenciante debe tener humildad para vivir aprendiendo, para evitar la inflación del ego, para aceptar las críticas y auto-criticarse. Y, sobre todo para aceptar que solo es un instrumento de Dios.