jueves, 6 de febrero de 2014

El que no lee, no sabe cómo se escribe





Por:  Héctor Salinas Castellanos
         Comunicador Social y Periodista
          Especialista en  Comunicación 








El ejercicio de escribir es la mejor forma de evaluarnos; por eso el título de este escrito “sólo sé que sé, cuando escribo”, es una verdad.  Si no hay claridad en una idea es imposible escribirla. Cuando un escritor logra expresar exactamente lo que él piensa se convence así mismo que el pensamiento habla a través de las palabras.

Para construir un mensaje es muy importante definir un esquema de lo que se va a decir, lo cual implica entre otras cosas,  pensar en la idea global y en todo los elementos que la acompañen como las ideas principales y los detalles para reforzarlas. Una vez se disponga de un buen número de ideas tendremos que proceder a seleccionar las que consideremos se ajusten al propósito de nuestro escrito; luego tendremos que organizarlas, es decir, ponerlas en el lugar adecuado procurando que cada una de éstas mantengan relación entre sí.

La ubicación ordenada de las ideas dentro del mensaje le ayuda a dar sentido lógico y coherente y además genera una relación estrecha entre los diferentes aspectos y elementos que constituyen las ideas. En los documentos escritos vemos que la correlación de ideas contribuye a la construcción clara del mensaje.   Un orden coherente hace que una idea le aporte significados y aspectos importantes a cada una de las que se encuentren relacionadas dentro de ese orden.

La habilidad de leer, escribir, leer y escuchar está dada en el pensamiento, que es el que produce las ideas, que son la esencia de todo cuento expresamos. La mayor dificultad al escribir, no está en la forma de construir las oraciones, los párrafos y en fin todo el documento, sino en lo que verdaderamente queremos decir, cómo lo vamos a decir, a quien lo vamos a decir y porqué lo vamos a decir.

A partir de estos planteamientos podremos comenzar a construir nuestro propio escrito; veamos, uno a uno:


¿Qué voy a decir?; Es la gran pregunta, porque responde a lo que verdaderamente queremos expresar; es la gran idea, el tema central, la esencia y la razón del escrito. Ejemplo: Los estudiantes de los primeros semestres de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, presentan graves dificultades para interpretar textos y para producir escritos.



¿Cómo lo voy a decir?;  Es el fundamento para convencer; es decir, cómo voy a persuadir a la persona o grupos sociales acerca de eso que les estoy diciendo; cómo lo voy a argumentar, cómo lo voy a demostrar, cuál va a ser la forma que voy a utilizar para soportar eso que estoy diciendo  y de qué información  o estrategias me voy a valer para convencer. Ejemplo: Ya se ha dicho que los estudiantes de primer semestre de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, presentan graves dificultades para interpretar textos y para producir escritos.  ¿Cómo lo vamos a decir?, podría ser:   porque el resultado de una investigación desarrollada en ese sentido, deja ver que la mayor parte de ellos no conocen ni siquiera los parámetros elementales para comprender un texto, lo cual genera de paso, otra grave consecuencia que dificulta su producción textual, toda vez que la lectura y la escritura están muy ligadas entre sí.

¿Por qué lo voy a decir?; Es el propósito de lo que vamos a decir; es la la intención y el objetivo de lo que de lo que estamos expresando. En el caso del ejemplo que venimos trabajando relacionado con los estudiantes de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,  habría que tener muy claro que pretendemos al dar a conocer esta problemática. ¿Buscar soluciones para superarla ya que esto afecta el aprendizaje de los estudiantes y por ende al Alma Máter?. Si ese es el propósito, entonces lo primero que se tendrá que hacer es pensar en muchísimas estrategias y acciones como soluciones para contrarrestar el problema. Una vez se tenga definido claramente todo aquello que se va a implementar con miras a reducir la problemática, habrá mucho que decir para convencer a nuestros interlocutores o lectores.


¿A quién lo voy a decir?; Nos permite ubicarnos en el escenario del lector; pensar en el tipo de lector a quien está dirigido nuestro mensaje, y por eso es muy importante conocer sus expectativas, sus gustos, su rol social, etc. Recordemos que cada público es diferente. Lo ideal es escribir con un mismo nivel de comprensión para todos. 
Para redactar un mensaje se recomienda igualmente compilar la mayor información posible acerca del tema a escribir; seleccionar el material; ordenarlo de tal forma que tanto las oraciones dentro del párrafo, como los párrafos dentro del texto tengan relación y concordancia entre sí. 

Otros aspectos que tiene que ver con un buen escrito son los siguientes:

No mezclar las ideas; no extenderse innecesariamente; no comenzar a construir una nueva idea mientras no se haya terminado aquellas que estén en proceso de elaboración. Solo hasta que se termine una idea se puede comenzar a elaborar otra y así sucesivamente; no deje ideas incompletas.


Construir una oración por cada idea de tal forma que del conjunto de oraciones que tengan relación entre sí, se elaboren párrafos bien estructurados.  Ser muy precisos y muy claros, dejando de lado tantos rodeos;  escribir las oraciones con los términos precisos para evitar caer en ambigüedades; es decir, no utilizar términos fuera de contexto y que tengan diversa significación; en conclusión hacer todo lo posible para que los mensajes no tengan doble interpretación y sentido.

No saturar el texto de metáforas o símbolos cuando se estén haciendo comparaciones. Aplicar todas las reglas ortográficas y signos de puntuación como las tildes y los signos de puntuación. No es lo mismo, bebe a bordo, que bebé a bordo; ni tampoco es lo mismo: tráeme una carne flaca, a tráeme una carne, flaca.



Hacer un esquema antes de redactar, enriquecer los conocimientos acerca del tema, apartarse de lo técnico, es decir de los modelos preestablecidos; ordenar las oraciones de acuerdo al propósito, tener en cuenta el orden gramatical: el verbo cerca del sujeto y luego el predicado, aplicar los correspondientes signos de puntuación, establecer el contexto, cuando sea noticia comenzar por el acontecimiento; mantener la coherencia y la cohesión, no utilizar tecnicismos, ser claro y sencillo, no disgregar, no utilizar tanto coloquialismo, no exagerar, no ser lacónico y leer a prestigiosos escritores.

Escribir bien significa profundizar con miras a traspasar las barreras de lo conocido. Sí, escribir bien es descubrir nuevos hechos; escribir bien, significa ser creativo y visionario, establecer qué hizo falta, dar otros enfoques, generar preguntas, deducir, analizar, reflexionar, hacer planteamientos e hipótesis, hacer comparaciones tomando diferentes consideraciones y opiniones. Escribir, no es construir oraciones retóricas y perfectamente gramaticales, sin ideas y sin nada nuevo que concluir.

Las palabras florecen cuando hay algo que decir. Es imposible escribir un excelente artículo sin suficientes ideas para ilustrarlo. Cuando no hay ningún conocimiento –es evidente- que hay que investigar, de tal forma que nuestro escrito debe hacer más y mejores aportes que los mismos documentos que hemos tenido que consultar para adquirir conocimiento.

Ahora bien, la redacción hace parte importante del documento escrito pero el éxito definitivamente lo constituyen los aportes y los elementos nuevos que puedan generar en el lector,  luego del ejercicio mental que éste ha tenido que realizar durante el proceso de la lectura. 

Redactar, es ordenar dentro de un escrito palabras, ideas, conceptos, opiniones, pensamientos y expresiones.  

Cuando nos dispongamos a redactar un texto, también debemos tener presente que el éxito del  escrito va a depender del orden en el que ubiquemos cada una de las palabras dentro las oraciones que construyamos. Igualmente, del orden de las oraciones dentro de cada párrafo  y  del orden de cada uno de los párrafos dentro del escrito.


Para que un escrito sea comprensible, hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones para redactarlo: 

  • Organizar las ideas de acuerdo al propósito. 

    • Elaborar ideas completas; es decir que no les falte, pero que tampoco que les sobre nada. 

      • Hacer uso correcto de los vocablos. Es decir que las palabras que empleemos correspondan al significado correcto de lo que queremos expresar. 

        • Ordenar coherentemente el escrito:  “La coherencia se refiere a la relación que se establece entre las distintas partes de un texto. Se busca que el texto tenga una estructura, que esté bien organizado, que tenga sentido lógico y no presente contradicciones. Por el contrario, un texto se considera incoherente cuando la estructura no es clara, no está bien organizada, presenta contradicciones y repeticiones innecesarias, y no tiene sentido lógico”. 


            • Utilizar exclusivamente las palabras necesarias para armar las oraciones y los párrafos. La concisión está relacionada con la oración.  Un estilo es conciso cuando las oraciones constan solamente de aquellas palabras indispensables para expresar el sentido; de tal forma que no se pueda quitar ni una sola palabra. 

            • Procurar la mayor brevedad posible para expresar únicamente lo que se quiere. Hay que evitar tanto rodeo para no incurrir en monotonía. Es por eso que se recomienda no extenderse innecesariamente y eliminar todo aquello que no aporte nada. 

            • Hay que propender que el texto tenga solamente una posible interpretación por parte del lector. Para lograr la precisión en un texto se requiere usar términos adecuados que correspondan exactamente al significado que se quiere transmitir; por lo tanto, debemos utilizar palabras concretas, evitar metáforas no usar términos de significación vaga (ejemplo: ciertos, varios, diferentes, algunos, etc.) Tampoco deben utilizarse palabras que admiten más de una significación. 

            • Ubicar adecuadamente los signos de puntuación. Hay que tener presente que de la ubicación de los signos de puntuación dependerá el significado del mensaje. 

            • Tener en cuenta la ortografía en el texto. Una simple palabra con un error de ortografía distorsionará el mensaje y por ende, su sentido.  

            • Las normas gramaticales son fundamentales, muchas de ellas se refieren al orden y estructura adecuada del texto.

            Luego de estas recomendaciones para redactar, quiero reiterarle a mis estudiantes que  el orden de las palabras, la coherencia, la cohesión, la claridad, la gramática, la precisión, los signos ortográficos y de puntuación, la estructura de todo el documento es definitiva, pero si todo ese material escrito muy pulcramente no aporta nada, entonces no pasa de ser un escrito del montón. Pueda que un discurso esté escrito con los mejores términos y construido gramaticalmente muy bien, pero si es un discurso que no aporta  nada, entonces no vale nada. 


            Por eso he reiterado que leer y escribir significa pensar. Cuando pensamos nos hablamos a nosotros mismos. Hablar y escribir bien es imaginar, pensar y crear. Pero debe ser un pensamiento constructivo y creativo que aporte cosas nuevas a la sociedad y a la investigación. Un buen escrito es el que logra plasmar nuevos y mejores aportes, y no aquel que repite y repite con diferentes palabras aquello que todo mundo sabe.

            La habilidad de escribir bien se va adquiriendo en la constante práctica y leyendo a grandes autores. Para dominar un tema, se necesita conocerlo, pero también adquirir las competencias comunicativas para asimilar, interpretar, comprender, crear, producir, comparar, demostrar, analizar, criticar y proponer.


            Un conocimiento es muy importante, pero si no se sabe aprovechar al máximo, entonces, se pierde. Así es la escritura, podemos conocer mucho acerca de un tema pero si no proponemos un cambio, entonces, tendremos que resignarnos a quedarnos en el mismo lugar de los que están estancados sin  ninguna posibilidad de surgir. “Quienes saben mucho, pero no lo saben expresar lo que saben, están en el mismo papel del que no sabe nada”

            Estoy de acuerdo en que "un gran escritor no solo es el que piensa sino el que hace pensar";  y hacer meditar, analizar y reflexionar a la gente es lo mejor que le puede suceder a un escritor porque no solo suscita la atención del lector, sino que despierta su imaginación hasta el punto que lo pone a producir algo nuevo, incluso a superar a sus más admirados escritores. 

            Como docente de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, puedo dar testimonio acerca de esa gran verdad expresada por el maestro Gabriel García Márquez, acerca de la predisposición y capacidad de los niños y jóvenes para las artes y particularmente para escribir. Cuando le pido a los estudiantes que escriban sobre lo que más les llame la atención, me sorprendo cuando veo que en sus producciones aflora la capacidad para imaginar y para comentar detalladamente sus experiencias. Describen lugares, personas  y todo aquello que ha hecho parte de sus historias. Estos muchachos, sin darse cuenta, a manera de crónica narran y describen los lugares donde vivieron; hacen fotografías habladas de sus seres queridos; relatan anécdotas, comparan; hacen alegorías; exteriorizan sus sentimientos; hablan de sus amores, de sus amigos, de sus sueños, de sus compañeros; recuerdan fragmentos de sus canciones favoritas de infancia, se comparan con elementos de la naturaleza, acuden a figuras literarias; plasman en sus escritos aficiones, temores, se descubren interiormente; se imaginan "el más allá". A algunos de ellos les sobreviene la nostalgia y el recuerdo de épocas de su infancia y  juventud, las cuales plasman en sus escritos de forma amena e interesante.

            Escribir es un viaje maravilloso al pasado, al presente y al futuro;  escribir es romper todos los paradigmas  para proponer algo nuevo.




            Ignacio Orrego Rojo, sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia y máster en administración de la universidad de Ilinois, dijo que uno de los mejores comunicadores que ha escuchado en su vida fue Og Mandino, por su claridad y sencillez; por el mensaje objetivo y real que transmite, y por el compromiso de acción que deja en sus escuchas.






            Juan Gossaín a quien he aludido, en varias oportunidades, dice: Me encantan los oradores que conocen el tema del que está hablando. Eso es lo más importante. Segundo, el que sin rebuscamientos verbales, es capaz de expresarse galanamente. Yo sostengo que el mejor lenguaje posible es el periodístico porque es un lenguaje sencillo pero no pobre. No es ni rebuscado, ni miserable. 


            Es un lenguaje decoroso,digno, de gente que sabe expresarse bien. Me encantan los expositores que tiene orden mental.

            Otro elemento determinante para la producción textual es la capacidad de observación. Es tan decisiva que si no se hace uso de ella, seguramente se quedarían por fuera de un escrito muchos aspectos relevantes de un acontecimiento. El sentido de observación es lo que también permite tener de qué hablar, elementos para narrar y escribir, sin dejar ningún detalle por fuera.

            Pero definitivamente la imaginación y la creatividad, enriquecen las producciones ficticias, con historias, personajes, lugares, tramas y sucesos que hacen amena e interesante un escrito.

            Escribir bien es generar nuevo conocimiento. El buen escritor es aquel que es capaz de transformar lo leído en algo mejor.




            Quiero terminar este escrito con un texto del maestro Gabriel García Márquez, quien –con toda la razón- indica:“Nadie enseña a escribir”.


            Esta es la transcripción literal del documento:



            Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron los argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación.


            El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes, ni diplomas, ni nada. Que la vida decida quien sirve y quien no sirve, como de todos modos ocurre.




            Gabriel García Márquez.

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